miércoles, 20 de octubre de 2010

Memorial del convento

JOSÉ SARAMAGO

Debe de ser algo conocido entre mis amigos que entre Saramago y yo hay muy poco amor perdido. En la prepa nos pusieron a leer Ensayo sobre la ceguera decidí que no iba a volver a abrir un libro de este señor. Demasiada muerte y desesperación (aka emo-ness) para mi. Pero bueno, seis años después… supongo que maduramos, después de todo. Tan sólo me aseguré de que el libro no tratara de epidemias ni de muerte.

Ah, y en el dato cultural del día, Saramago es portugués y se ganó el Premio Nobel de Literatura en 1998 (y lo escribo para yo recordar las fechas, porque quien no sepa lo anterior, sinceramente dudo que esté viviendo en este mundo) por ¿cómo era? ah, “volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía”. Ajá, como sea.

La novela trata de lo que el título dice: cómo se hace el convento de Mafra, en Portugal. Lo que hace avanzar el libro es a historia de Baltasar Sietesoles (un soldado manco) y Blimunda Sietelunas (una mujer que puede ver el interior de las personas), desde que se conocen y se ‘casan’ hasta su muerte, supongo. Y entretejidas en estas dos historias principales aparecen de repente el padre Bartolomé Lourenço (que quiere construir una máquina que vuele) y el músico Domenico Scarlatti (que no se por qué mencionan en la contraportada como si fuera importante si sale como dos capítulos, pero bueno).

Mi veredicto personal es que, lejos de ser un libro malo, está de variedad. Primero las cosas que no me gustaron: me dio pereza total y absoluta el desmadre del convento, y si eso no estuviera hubiera amado el libro. La otra cosa que me estresa es su manera de escribir sin puntos. De verdad que a mi juicio no aporta nada. Puedo entender cómo aportaba a la ‘ambientación’ en Ensayo sobre la ceguera, ¿pero aquí? Demasiado pesado. Será Saramago, pero no me gusta. Y finalmente, me estresa totalmente su manera de describir el sexo para que de tanto asco. Tiene problemas el señor.

Lo que me gustó fue la historia de la passarola y de Domenico Scarlatti. Tristemente, lo de la passarola lleva la mitad del libro y Scarlatti aparece nada más dos capítulos. Lástima. También me pareció a ratos entretenido el sarcasmo de Saramago. Creo que en realidad el mérito del libro no está ni en la trama ni en la manera ‘revolucionaria’ de escribir sin puntos, sino en los comentarios que él mismo inyecta en la narración. Hay partes, después de muchas hojas de fastidio, que lees algo que te hace pensar ‘ah’ y sentir que ha valido la pena (literalmente). La escena donde Blimunda se recupera de una enfermedad usando la música de Scarlatti como medicina, por ejemplo. El libro en general me da la sensación de algo hermoso cubierto con capas y capas de lodo. Supongo que es mi personalidad la que desea pulir ese tipo de cosas…

Editorial:
Punto de lectura (España)
Recomendable si te gustó: Primero, sólo recomiendo este libro a alguien armado de paciencia y decidido a terminar de leer. Hay pasajes eternos, de verdad. Y la ausencia de pausas en la lectura (puntos) hace difícil de seguir la narración muchas veces (MUCHAS). Están advertidos. Una vez aclarado esto… me atrevería a recomendar el libro. La historia de la passarola vale la pena. Este libro no pasará a ser de mis favoritos, pero hay partes que volveré a leer sin duda.

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