martes, 14 de septiembre de 2010

La dama de blanco

WILKIE COLLINS

Después de tres días de intenso dolor de espalda (por estar sentada tanto tiempo leyendo) y de intenso estrés y desesperación (así es la lectura), terminé por fin La dama de blanco, novela de Wilkie Collins de la que Borges comenta algo que no recuerdo (y sinceramente no me importa, pero eso decía en el plástico que envolvía mi libro).

Creo que esta es la novela que me ha dado el más grande reto al intentar escribir una sinopsis. ¿Qué tanto puedo sintetizar la trama sin arruinar el final? Creo que por única vez me alejaré de mi horror a los spoilers bajo el riesgo de no poder describir mi lectura de otra manera. La dama de blanco trata, sucintamente, de la historia de amor entre Walter Hartright y Laura Fairlie. Laura, prometida en matrimonio a un hombre molesto (por no decir malo), se casa honorablemente destrozándole el corazón a Walter Hartright en el camino (170 páginas). Esto conduce al mayor estrés melodramático que he leído en mi vida (180 páginas) en que el marido malo intenta robarle su fortuna a Laura. Finalmente, los malos la ‘matan’, en realidad haciendo un plan muy retorcido en que la hacen pasar por loca. Hartright y Marian Halcombe la encuentran, la salvan, y eventualmente la restituyen a su puesto legítimo (otras 180 páginas).

Wow, eso es capacidad de síntesis.

Sin embargo, no logro ni remotamente hacerle justicia a esta novela. Hay tantas cosas que me gustaron que no se por dónde comenzar. Primero: me encantan los personajes. Walter Hartright es el prototipo de personaje principal inteligente que no se pone a llorar cuando la desgracia lo alcanza (y miren que le pasan cosas bien desgraciadas). Laura Fairlie, desafortunadamente, no es inteligente pero también es fiel a su personalidad (y a diferencia del libro anterior que leí, sólo se desmaya dos veces en 550 páginas y una de ellas el desmayo fue inducido, ¡yei!). El conde Fosco es, tal vez, el antagonista que más he odiado. De verdad es odioso, y sin embargo tiene tantas características envidiables… al final eso fue lo que solidificó mi aborrecimiento por él (de verdad lo veo como si estuviera vivo, miedo). Y dejé para el final al personaje que se lleva el libro: Marian Halcombe. Pocas veces he leído a un personaje mujer tan fuerte como ella. Es quien por más de medio libro lucha por la felicidad de la tarada de Laura cuando parece que todo está perdido y ambas mujeres están abandonadas del mundo.

Y por supuesto, amé la trama. Wilkie Collins estaba enfermo si pudo pensar en una trama tan complicada como esa… ¿a quién diablos, si no al conde Fosco, se le iba a ocurrir intercambiar a una loca por Laura Fairlie? Además, como si no fuera una historia complicada, el autor se encargó de solucionar todos y cada uno de los cabos sueltos. Nada de que ‘me aviento una Rowling’ y no soluciono los problemas que creé. Wilkie Collins resolvió todas y cada una de sus subtramas, y todas resultaron importantes aún cuando el lector (yo) pensaba que no lo eran. Me quitaría el sombrero ante él, si tuviese. Si hicieran una telenovela de este libro, yo la vería sin lugar a dudas.

La recomiendo mucho, la verdad. Sólo tengan en cuenta de que es una novela larga y se van a estresar mucho en algunas partes, pero vale la pena.

Editorial:
Axial (México) Y es un asco. Es decir, dejando fuera los márgenes super estrechos que son inevitables al tener una novela de 550 páginas, cuando corrigieron el libro no se dieron cuenta que la corrección automática de la computadora puso toda palabra que comenzara con “sir” en mayúsculas. Si hubieran sido 200 páginas no hubiera habido problema… pero para la página 300 yo tenía ganas de matar a alguien cada vez que leía “Sirvienta, Sirvió, Sirviese”, etc. Muy molesto (y abundante) error.
Recomendable si te gustó: Jane Eyre de Charlotte Brontë, Cumbres Borrascosas de Emily Brontë

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